Olvídate del hombre rubio, de ojos azules y mejillas rosadas: Santa Claus era moreno, de cara redonda y algo calvo, al menos eso es lo que un equipo forense determinó recientemente.
Usando la más alta tecnología y retomando los supuestos restos mortales de San Nicolás de Bari, quien se convertiría gracias a las tradiciones neerlandesas en Sinterklaas o Santa Claus, un grupo de especialistas forenses reconstruyó el rostro del santo turco, quien vivió en el siglo 4.
De acuerdo con Cicero Moraes, diseñador forense de origen brasileño que ha dado forma a los rostros históricos de personajes como Cleopatra o Tutankamon, el rostro verdadero de Santa Claus se apega mucho a la descripción hecha en el siglo 19 por Clement Clarke Moore.
El equipo de Moraes retomó algunos de los trabajos realizados por otro grupo de expertos en la década de los 50, además de nuevos indicios recopilados por el Centro de Estudios Nicolaítas.
¿De dónde viene el Santa Claus rubio?
La imagen que usualmente vemos de Santa Claus no es tan antigua. De hecho, fue publicada por primera vez en la revista Harper’s Weekly en 1863, basada en una ilustración de Thomas Nast.
“A su vez, esta imagen estaba inspirada por la descripción hecha en el poema ‘Una visita de San Nicolás’, atribuido a Clement Clarke Moore”, detalla Moraes en una entrevista concedida al rotativo británico MailOnLine.
La ilustración original de Nast sirvió como modelo para las representaciones modernas. Foto: Especial
En dicho poema se puede encontrar una extensa descripción del personaje, vinculado para siempre con la Navidad y al que el poeta retrató como de rostro ancho, saco de terciopelo y siempre acompañado de sus renos.
Sin embargo, dado que el santo original era de origen turco, es muy poco probable que su tez fuera muy blanca o sus ojos de color, datos que retomó el investigador para su propuesta final.
Padecía fuertes dolores
Los hallazgos realizados por el equipo forense no solo se refieren a su apariencia, sino incluso a ciertas enfermedades que pudo haber padecido el religioso, cuyos restos descansan en la basílica de Bari, Italia.
“Aparentemente, sufría de artritis severa crónica en su espina dorsal y pelvis, además, su cráneo muestra adelgazamiento del hueso, lo que podría causarle dolores de cabeza constantes. Según esta fuente, su dieta pudo haber sido vegetariana”, señala Moraes.
Así nació el culto a Santa Claus
San Nicolás de Bari fue un devoto cristiano de los siglos 3 y 4, quien se caracterizaba por su bondad y por ofrecer regalos a los más pequeños, con quienes tenía un lazo especial.
Se cuenta que, por ejemplo, la tradición de dejar botas o calcetas en la chimenea tiene que ver con un pasaje de su vida, en el que decidió ayudar de manera anónima dejando dos monedas de oro en las botas de tres hermanas pobres, quienes iban a ser vendidas a proxenetas.
Santa Claus no era como tradicionalmente se ha pintado. Foto: Pexels
Con el tiempo, la vida y obra de San Nicolás de Bari se convirtió en un ejemplo para los cristianos, y ya en el tiempo de la Reforma protestante, los religiosos neerlandeses lo seguían recordando, pero ahora con el nombre de Sinterklaas.
De los Países Bajos pasó a la colonia de Nueva Ámsterdam, donde dejó de ser llamado Sinterklaas para convertirse en Santa Claus o Santa, y forjar la tradición que hoy se celebra en todo el mundo.
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