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Mientras sigue buscando su nuevo rumbo, el Real Madrid solventó el apuro recurriendo a una de sus fórmulas más antiguas, la que se limita a golpear donde cuenta sin que haya que dar explicaciones, en las áreas. Courtois volvió a salvar en la suya, y en la otra marcaron Mbappé y Vinicius, con lo que los tres cumplieron con lo que se espera de ellos mientras el equipo trata de afinar lo que se aguarda del conjunto. Así salió el Madrid de Balaídos con otra victoria, con lo que enlazó 42 jornadas de Liga sin perder, a una del récord histórico del Barcelona, que le visita el próximo sábado en el Bernabéu.

1

Vicente Guaita, Javier Manquillo (Javi Rodríguez, min. 71), Marcos Alonso, Carl Starfelt, Óscar Mingueza, Hugo Álvarez, Hugo Sotelo, Fran Beltrán (Damián Rodríguez, min. 86), Borja Iglesias (Tasos Douvikas, min. 77), Williot Swedberg (Alfon González, min. 71) y Jonathan Bamba (Pablo Durán, min. 77)

2

Thibaut Courtois, Antonio Rüdiger, Éder Militão, Aurélien Tchouaméni, Eduardo Camavinga (Rodrygo, min. 62), Lucas Vázquez, Federico Valverde (Luka Modric, min. 62), Fran García (Ferland Mendy, min. 69), Kylian Mbappé (Dani Ceballos, min. 81), Jude Bellingham y Vinícius Júnior

Goles
0-1 min. 19: Kylian Mbappe. 1-1 min. 50: Williot Swedberg. 1-2 min. 65: Vinicius Junior

Arbitro Alejandro José Hernández Hernández

Tarjetas amarillas
Ancelotti (min. 18), Lucas Vázquez (min. 74), Hugo Sotelo (min. 81), Marcos Alonso (min. 89)

El Real dejó Vigo, tres días antes de jugar contra el Dortmund en la Champions, con esa pequeña certeza de que es capaz de recurrir a esa pócima suya tan antigua, pero también con las dudas que le provocó un Celta atrevido y brillante, que terminó el partido en el área de Courtois.Los resultados de la última invención de Ancelotti fueron limitados. Salió con tres centrales, Militão, Rüdiger y Tchouameni; con Lucas Vázquez y Fran García como carrileros; Camavinga y Valverde en el doble pivote, y con Bellingham, Vinicius y Mbappé arriba. La innovación les prometía más jugadores por delante del balón, pero lo primero que consiguió fue desorientar a Tchouameni. El francés se colocaba entre Rüdiger y Militão para sacar la pelota, pero se intercambiaba con el brasileño en la derecha para defender. A veces se quedaba enganchado en el tránsito, y el Celta le encontró enseguida fuera de sitio gracias a la clarividencia en el pase de Borja Iglesias. La primera quedó en nada por un fuera de juego. En la segunda, Courtois desactivó con los tacos de la bota izquierda el mano a mano en el que se había quedado con Swedberg.El jaleo era formidable. Ancelotti gesticulaba en el banquillo a sus ayudantes, enviaba mensajes a Tchouameni, seguía gesticulando, y terminó llamando al francés y a Militão para explicarles en la banda lo que esperaba que hicieran.El Celta jugaba a toda máquina, con un plan que funcionaba con bastante mayor nitidez, pese a no poder contar ni con Moriba ni con el estandarte de Iago Aspas, ambos expulsados la jornada anterior. Bamba y Borja Iglesias terminaban de dar sentido a lo que tejían Sotelo y Fran Beltrán por el centro. Pero el fútbol gasta bromas extrañas y fue precisamente un mal pase de Beltrán el que otorgó al Madrid lo que no estaba alcanzando a través del juego. Robó Camavinga y dejó a Mbappé solo ante la corona del área, con tiempo para acomodarse la pelota y acertarle a la escuadra.El gol supuso un alivio para el Madrid, aún sumergido en el caos del experimento de Ancelotti. El Celta siguió a lo suyo, elaborando con orden e intención, mientras el Real reaccionaba a impulsos, con una colección de carreras de Vinicius, Mbappé y Bellingham, tampoco demasiado cómodo atacando desde la derecha. Con el marcador a favor, importaba menos que esos impulsos sucedieran de manera un tanto inconexa. Se trata de futbolistas tan letales que cualquier les basta con expediciones particulares.El encuentro no daba tregua, de los fogonazos del Madrid a los picotazos elaborados del Celta. Hasta que en uno de ellos sacó premio: Bamba abrió a la banda a Mingueza, y el lateral le puso la pelota en el punto en el que Swedberg solo tuvo que empujarla.El empate marcó el final de la paciencia de Ancelotti con su plan. Retiró a Camavinga y Valverde e introdujo a Rodrygo y Modric, que en ese instante superó a Puskas y se convirtió en el futbolista de más edad en jugar un partido con el Madrid. El impacto de esa leyenda inacabable fue casi instantáneo. El Real robó muy arriba, algo que sí le funcionó mejor en Balaídos, y el croata adivinó una carrera de Vinicius en diagonal a la espalda de la defensa hacia el área. Allí dribló a Guaita y marcó. El brasileño sigue creciendo, pero el gol estuvo sobre todo en la visión y el pase de Modric, algo que no había mostrado el Madrid en Balaídos hasta que compareció su futbolista más viejo.El golpe no desinfló al Celta, que siguió construyendo con la mirada al frente y el ritmo disparado, hasta que encontró a Bamba y solo otra iluminación de Courtois les birló el empate. Pero ni eso les aplacó. Empujaron al Madrid contra su área y aún provocaron un último sobresalto mayúsculo a Courtois, que se encontró solo ante Douvikas, que remató fuera una buena contra de Alfon. El Real resistió y se marchó con ese regusto rumbo al Bernabéu, donde recibe el martes al Dortmund, su rival en la última final de la Champions.

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