Es uno de los momentos fuertes del juicio que empezó a inicios de septiembre en Francia. Gisèle Pelicot, la mujer que fue víctima de medio centenar de hombres con los que su marido contactaba por internet ofreciendo violarla mientras se encontraba sedada, ha reaccionado este miércoles a lo que se ha dicho en el tribunal. “El violador también puede estar dentro de tu familia, de tus amigos”, ha alertado, en su segunda declaración desde que comenzaron las audiencias. “Soy una mujer totalmente destruida y no sé cómo voy a volver a ponerme en pie”, ha dicho.Durante la declaración de este miércoles, cuando Pelicot se ha dirigido a su exmarido, lo ha hecho sin mirarlo de frente. “¿Cómo me pudiste traicionar así? ¿Dejar que estos desconocidos entraran a nuestra habitación?”, ha preguntado. “Siempre he intentado guiarte hacia la luz, hacia arriba, pero tú has elegido las profundidades del alma humana”, le ha recriminado.Gisèle Pelicot, de 71 años, llegó por la mañana al tribunal de Aviñón, en el sur de Francia, donde se está celebrando el juicio, arropada por los aplausos del público. “Me dicen que tengo valentía. No es valentía, es voluntad y determinación para hacer evolucionar esta sociedad”, ha dicho. El caso de las violaciones de Mazan, como se conoce al proceso, ha sacudido el país y ha abierto el debate sobre la necesidad de incorporar la noción de consentimiento explícito en la definición de la violación en el país. Cincuenta acusados están sentados en el banquillo, entre ellos su exmarido.La mujer ha asistido a casi todas las vistas del juicio. Antes de que comenzara el proceso, el pasado 2 de septiembre, decidió que todas las audiencias fueran públicas, autorizando el acceso a la prensa para que pudiese narrar lo que ocurriese en la sala. Su abogado, en ese entonces, afirmó que ella había decidido abrir el juicio al público para que “la vergüenza cambiase de bando”. La jubilada ha hecho referencia este miércoles a esa decisión. “Cuando tomé la decisión, fui consciente de que no debía tener vergüenza. De que no podía reprocharme nada”, ha explicado, según su testimonio, recogido por la prensa local.“Cuando decidí no hacerlo a puerta cerrada, quería que todas las mujeres víctimas de violaciones pudieran decir ‘la señora Pelicot lo hizo, nosotras podemos hacerlo’”, ha añadido. Durante una década, Gisèle Pelicot fue drogada por su exesposo Dominique y violada por más de 50 hombres contactados a través de internet. Durante los diez años en que duraron los delitos, sufrió pérdidas de memoria, alopecia y depresiones. Ninguno de los médicos que la visitó fue capaz de detectar lo que sucedía. Ella estaba inconsciente cuando la violaban y no sabía lo que estaba pasando, se enteró después de que la policía detuviera a su marido por otra causa y hallaran vídeos que probaban las agresiones sexuales.Pelicot, este miércoles a su salida del juzgado en Aviñón (Francia).GUILLAUME HORCAJUELO (EFE)El caso Pelicot remueve las conciencias en Francia sobre las agresiones sexuales, la sumisión química y la noción del consentimiento. Durante las audiencias, algunos de los acusados han expresado dudas sobre lo que significa la palabra y sobre el hecho de que la víctima estuviese realmente sedada y no participando en un juego parafílico. A ninguno le pareció necesario recibir algún tipo de consentimiento de Gisèle antes de los actos.La declaración de Gisèle se produce cinco días después de que su exesposo volviese a declarar, el pasado viernes. El presidente del tribunal, Roger Arata, lo interrogó varias horas durante las cuales el jubilado describió detalladamente su modus operandi. Cuando preparaba la cena, el hombre, principal acusado del juicio, colocaba un potente ansiolítico en la comida de su exesposa. Para asegurarse de que no despertara durante las violaciones, Pelicot habló previamente con un enfermero por Internet, que le habría indicado cuántas píldoras eran necesarias.“Concretamente, ¿cómo lo hacía?”, le preguntó el presidente del tribunal. “Eran dosis preparadas con antelación, en función de la cita”, contestó el hombre, de 71 años. “Cocinaba. A veces [ella] tuvo sospechas. Pero la mayoría de las veces era fácil”, expuso. Durante la audiencia, el jubilado también admitió que desvestía a su exesposa “según los deseos de cada uno”.
Gisèle Pelicot, ante el tribunal: “Soy una mujer totalmente destruida y no sé cómo voy a volver a ponerme en pie” | Sociedad
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