Vicente Verástegui ha corrido y se ha escondido entre matorrales para perder a los hombres armados que lo perseguían. Así ha evitado su secuestro. Eso, en un Estado como Tamaulipas, atenazado por el crimen organizado, es una hazaña. Empresario agrónomo y político, Verástegui es ahora diputado local del Partido Acción Nacional (PAN). La noche del viernes circuló la noticia de que había sido secuestrado. El diputado es hermano de César Verástegui, El Truko, un político de larga trayectoria en el PAN con turbios antecedentes. El sábado por la mañana se dio a conocer que Vicente Verástegui estaba libre y a salvo. No es que le hayan rescatado las autoridades de Tamaulipas, donde gobierna Morena. El diputado logró huir de sus captores, esconderse entre cañaverales y salvar la vida.Lo ha contado el propio Verástegui, de 61 años, en una entrevista radiofónica con el periodista Ciro Gómez Leyva. El diputado estaba el viernes por la tarde supervisando uno de sus ranchos en el municipio de Xicoténcatl, al sur de Tamaulipas, donde siembra caña de azúcar. Eran alrededor de las cinco de la tarde. Iba acompañado de dos ayudantes, a bordo de una camioneta. Vieron entrar a su rancho a tres hombres en motocicleta y un auto blanco con los tripulantes armados. Del auto descendió un hombre “con arma larga” y comenzó a disparar hacia la camioneta de Verástegui.El diputado y sus ayudantes intentaron escapar en el auto, pero se atascaron en la tierra. “¡Pélate, jefe!”, le dijo a Verástegui uno de sus hombres. “Me bajo corriendo y me meto entre las cañas, y me siguen tirando una ráfaga como de 28 tiros, más o menos, que son los casquillos que encontraron. Y gracias a Dios no me pegó ninguno”, ha relatado. Verástegui, que ya ha sido anteriormente diputado y alcalde de Xicoténcatl, escuchaba desde su escondite las voces de los sujetos armados. “¡Métanse a sacar a ese cabrón!”, decía alguno. “¡Váyanse por un dron!”, ordenaba.Desde la profundidad del cañaveral, el diputado escuchaba hacia dónde se movían los captores para él arrastrarse en sentido contrario. Estaba en pantalones cortos, playera y tenis. Luego vio que entraba a su rancho otra camioneta con más hombres armados. La búsqueda era implacable. “Me fui despacito, escondiéndome, hasta llegar a otro cañaveral. Y ahí me senté a descansar, porque ya no podía”, ha contado.Oscurecía. Una hora después de que inició la balacera y persecución, llegó un coche patrulla de la Policía estatal, con la sirena encendida. Los hombres armados se apresuraron a irse, llevándose la camioneta de Verástegui. El diputado, sin embargo, no pidió ayuda a los agentes. “Yo ya no le tengo confianza a la Policía Estatal, yo ya viví un episodio, que fui secuestrado hace 12 años, donde me torturaron y me golpearon”, ha dicho en la entrevista radiofónica.Pasada la medianoche, decidió adentrarse aún más en el monte, en una zona a la que no se puede entrar en autos. Para esa hora, ya había un operativo oficial de búsqueda del diputado, en el que participaban elementos de la Fiscalía estatal y el Ejército. Verástegui había perdido su teléfono en la huida y no tenía cómo comunicarse con su familia. Al amanecer, descendió del monte y se dirigió a una de las carreteras principales de Xicoténcatl, donde vio circular a unos conocidos, que también lo estaban buscando. Ellos lo llevaron a casa. Ahí se encuentra ahora, custodiado por agentes de la Fiscalía.“Le agradezco a toda la gente que me estuvo buscando”, dice en la entrevista de radio, con la voz entrecortada. Verástegui insiste en su desconfianza hacia la Policía estatal, de la que ha insinuado que estaba coludida con los hombres que intentaron llevárselo. “Desgraciadamente aquí en nuestro pueblo es un problema que tenemos, donde la pobre juventud se está acabando con las drogas, y al gobierno le vale pura madre, no hacen nada. Y al secretario de Seguridad [Sergio Chávez] lo hago responsable de lo que le pase a mi familia y a mí, [lo mismo que] al secretario de Gobierno [Héctor Villegas] y al gobernador [Américo Villarreal]. Ellos saben quiénes son los que me atacaron”, ha señalado.Durante la entrevista, le preguntaron a Verástegui si querían secuestrarlo o asesinarlo. “Yo soy un hombre trabajador y de campo, yo nunca he tenido problemas, nunca he fumado drogas, ni cigarros, me he dedicado a trabajar toda mi vida”, ha afirmado. “Yo no tengo enemigos, no tengo problemas en ninguna parte, me he conducido bien en mi vida”, ha añadido. “No sé por qué me hicieron eso”, resume. Ahora dejará pasar unos días para recuperarse de la fatiga y de las heridas en las piernas. Luego retomará su trabajo legislativo en el Congreso local y seguirá con su vida, según ha relatado.El diputado ha contado que, una vez que estuvo a salvo en su casa el sábado por la mañana, llamó por teléfono a su hermano, El Truko Verástegui. Este último fue secretario de Gobierno en el sexenio del panista Francisco Cabeza de Vaca (2016-2022). En la elección de 2022, fue candidato a la gubernatura por el PAN, pero perdió frente al morenista Américo Villarreal. En 2020, Animal Político dio a conocer que la Fiscalía General de la República (FGR) investigaba a Cabeza de Vaca por presuntamente blanquear dinero proveniente del narcotráfico. La investigación involucraba a El Truko, cuyo nombre ha aparecido en las narcomantas, los mensajes que usan los grupos criminales para lanzarse amenazas.En Tamaulipas se han enseñoreado los grupos del crimen organizado. El territorio, un botín codiciado por su cercanía con Estados Unidos, está dividido y en disputa. En el oeste del Estado, con sede en Nuevo Laredo, la mafia dominante es el Cártel del Noreste, escisión o herencia de Los Zetas. En el lado este domina el Cártel del Golfo y células escindidas del grupo. Hace algunos meses se ha comenzado a especular con la posible incursión del poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la escena tamaulipeca. El Estado ha sido escenario de masacres cometidas por los narcos o por policías o por militares. El nombre del Estado evoca inseguridad por donde se mire.
Las horas dramáticas del diputado Vicente Verástegui, escondido en la maleza para impedir su secuestro
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